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Las islas de calor y la equidad

Las islas de calor afectan más a algunas personas que a otras. A medida que las ciudades hacen frente a temperaturas más elevadas, olas de calor más largas e intensas, y un fuerte efecto de isla de calor, muchos gobiernos locales se enfocan más en proteger a las personas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad ante el calor extremo. A tal fin, muchos gobiernos locales aplican principios de justicia ambiental en sus esfuerzos orientados a mitigar las islas de calor y prepararse para episodios de calor extremo.

En esta página, se explica el vínculo existente entre el calor urbano y la equidad, se describen los enfoques generales adoptados por gobiernos locales para abordar la equidad en relación con el calor.

¿Qué es la equidad del calor?

El término "equidad del calor" hace referencia al desarrollo de políticas y prácticas orientadas a mitigar las islas de calor, y ayudar a las personas a adaptarse al impacto que genera el calor extremo de manera tal de reducir la distribución no equitativa de riesgos en las distintas poblaciones que habitan en la misma área urbana. Para mejorar la equidad del calor, es preciso asegurarse de que todos los residentes cuenten con acceso igualitario a los programas locales de disminución de islas de calor y diseñar una respuesta por parte de la ciudad ante situaciones de calor severo que permitan satisfacer las necesidades particulares de los residentes con mayor nivel de riesgo. Algunos gobiernos locales llegaron a la conclusión de que trabajar para reducir sus islas de calor de esta manera puede ayudar a los residentes en riesgo y crear ciudades más aptas para vivir para todas las personas.

¿Cuál es la conexión entre el calor y la equidad?

En un compendio cada vez más voluminoso de investigación, se hace referencia a las islas de calor "interurbanas", o bien, áreas dentro de una misma ciudad que son más cálidas que otras debido a la distribución despareja de edificios y pavimentos que permiten absorber el calor, y espacios más frescos con árboles y vegetación. Estas diferencias están relacionadas con la falta de unificación en cuanto a la manera en que se planifican, desarrollan y mantienen las comunidades.

Suele existir una correlación entre los vecindarios más calurosos y las características demográficas de sus residentes. Por ejemplo, ciertos factores, como la raza y los ingresos, suelen jugar un papel importante en cuanto a quién se lleva la peor parte en situaciones de calor extremo.[1] Entre los grupos que se encuentran expuestos a un mayor riesgo por el impacto sobre la salud relacionado con el calor, pueden mencionarse:

  • Adultos mayores (más de 65 años)
  • Trabajadores al aire libre SALIR
  • Personas con afecciones médicas existentes
  • Niños, bebés y embarazadas 
  • Atletas
  • Personas que viven solas
  • Personas sin techo
  • Personas con recursos personales limitados para hacer frente al calor extremo (por ejemplo, movilidad, ingresos)

Obtenga más información sobre cómo proteger a los grupos vulnerables contra el calor extremo en la página web del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) SALIR

 

Las temperaturas elevadas pueden agravar ciertos factores que dejan expuestos a los individuos en riesgo a situaciones de mayor vulnerabilidad ante el calor extremo. Por ejemplo, en la investigación llevada a cabo por la EPA, se llegó a la conclusión de que el asma es más frecuente en grupos de bajos ingresos y minoritarios debido, en parte, a los factores ambientales. Los días calurosos y soleados pueden empeorar la calidad del aire, ya que la luz solar reacciona ante los contaminantes presentes en el aire y forma una capa de ozono (o humo) a nivel de la tierra, desencadenante fundamental del asma. En consecuencia, muchas personas sufren de manera desproporcionada ante la exposición a un aire de menor calidad, temperaturas más elevadas y el ozono que se forma a partir de una combinación de ambos.

El calor excesivo también representa una carga económica para los hogares de bajos ingresos. Por ejemplo, estos hogares suelen pagar, en proporción, más del promedio por hogar en costos de energía y, además, por lo general viven en hogares con un bajo ahorro energético y que, por ende, son más costosos de refrigerar. En consecuencia, a estos hogares de bajos ingresos les resulta mucho más difícil hacer frente a una ola de calor.[4] Durante la ola de calor que azotó Chicago en 1995, la falta de aires acondicionados o la imposibilidad de costearlos fueron factores determinantes en la tasa de mortalidad de residentes de bajos ingresos.[5]

¿Cómo puede abordarse la equidad del calor?

Muchos gobiernos locales han descubierto distintas maneras de diseñar políticas y programas efectivos y equitativos que contribuyan a proteger a los residentes con mayor nivel de riesgo ante situaciones de calor extremo. A continuación, se mencionan algunos enfoques frecuentes adoptados por los gobiernos locales.

  • Recoger datos relevantes: Si bien los datos sobre edad, raza, ingresos y ubicación suelen estar disponibles, existen otros tipos de datos sobre determinados factores de riesgo relacionados con el calor, como problemas de salud preexistentes y aislamiento social, que pueden resultar más difíciles de identificar y rastrear. Resulta útil comprender dónde viven estos residentes, dónde azota más el calor, y dónde se intersectan estos dos factores para evaluar y diseñar soluciones de calor equitativas.
  • Proporcionar información en varios idiomas: Las barreras idiomáticas pueden evitar que cierto tipo de información importante, como alertas sobre olas de calor y avisos sobre descuentos en techos fríos, llegue a determinadas comunidades. En muchas jurisdicciones, se han implementado políticas mediante las cuales se exige que la información se traduzca a los idiomas de uso más frecuente en sus comunidades y se distribuya a través de canales que suelen utilizar los destinatarios previstos, como supermercados, nodos de tránsito y sitios de oración.
  • Usar los mensajes de manera efectiva: Algunos gobiernos locales descubrieron que la manera en que informan sobre la disminución del calor y las medidas de adaptación es tan importante como diseñarlas de manera tal que sean efectivas y equitativas. Por ejemplo, si bien el término "poblaciones vulnerables" suele utilizarse para describir a las personas que presentan mayor riesgo de exposición al impacto del calor, muchas de ellas no se consideran "vulnerables". En tal sentido, otros gobiernos locales observaron que el hecho de referirse a estos residentes como "en riesgo de" o "con mayores probabilidades de" sufrir enfermedades relacionadas con el calor puede ser un método más efectivo para ponerse en contacto con ellos, ya que el enfoque está en los factores de riesgo y no en los individuos en sí. Lograr la participación de mensajeros confiables para comunicar las medidas de disminución y adaptación al calor representa una estrategia para asegurarse de que la información llegue a los residentes previstos. Es mucho más probable que los residentes confíen en la información que les llega a través de sus redes y líderes existentes, como organizaciones basadas en la fe o proveedores de atención médica.
  • Programas de estructura de amplio acceso: Tanto las circunstancias individuales como aquellas relacionadas con el hogar pueden limitar la capacidad de las personas para obtener información y sacar provecho de los programas de disminución de islas de calor. Entre ellas, pueden mencionarse personas con movilidad reducida o quienes trabajan en horarios no convencionales. Por ejemplo, si un evento de entrega de árboles tiene lugar durante la noche, a quienes trabajan por las noches o no cuentan con un sistema de cuidado adecuado para sus hijos les resulta difícil asistir. Para hacer frente a la dificultad que se les presenta a los residentes de bajos ingresos en cuanto al pago de los costos iniciales de un programa de descuentos para techos fríos, algunas ciudades otorgan subvenciones o préstamos con una tasa de interés baja para dichos proyectos, incluida la asociación con organizaciones locales sin fines de lucro. En tanto que otras localidades disponen de programas que subsidian por completo las instalaciones de techos fríos en edificios con fines de interés público, como viviendas asequibles, escuelas y refugios.
  • Diseñar programas para beneficiar a arrendatarios: Para dar lugar a estrategias de disminución del calor, como plantación de árboles o instalación de techos verdes o fríos, suele ser necesario modificar la propiedad. Como resultado, los alquiladores que disponen de escaso control sobre las condiciones de su propiedad pueden tener opciones limitadas para reducir su exposición al calor. Una de las maneras que suelen proponer los gobiernos locales para superar este obstáculo es mediante la creación de incentivos para desarrolladores y propietarios de viviendas multifamiliares de manera tal de incorporar las estrategias de disminución del calor en el diseño y las refacciones de sus edificios.

Recursos adicionales

 

[1]Jesdale, B.M., R. Morello-Frosch y L. Cushing. 2013. The racial/ethnic distribution of heat risk-related land cover in relation to residential segregation. (Distribución étnica y racial de la cobertura terrestre relacionada con los riesgos que presenta el calor en relación con la segregación residencial). Environmental Health Perspectives (Perspectivas de salud ambiental) 121(7):811–817. 

[2]U.S. EPA. 2016. Examining Heat-Related Deaths During the 1995 Chicago Heat Wave. Climate change indicators in the United States.

[3]Klinenberg, E. 2015. Heat Wave: A Social Autopsy of Disaster in Chicago (La ola de calor: una autopsia social del desastre en Chicago) University of Chicago Press.

[4]Drehobl, A. y L. Ross. 2016. Lifting the high energy burden in America’s largest cities: How energy efficiency can improve low-income and underserved communities. (Cómo alivianar la carga del alto consumo de energía en las ciudades más grandes de América: cómo la eficiencia energética puede mejorar las comunidades de bajos ingresos y desfavorecidas). ACEEE. Abril.

[5]Klinenberg, E. 2015. Heat Wave: A Social Autopsy of Disaster in Chicago (La ola de calor: una autopsia social del desastre en Chicago) University of Chicago Press.